Viajeros
espaciales, curiosidad innata y vocaciones STEAM.
Historias de viajeros.
Cuando la primera
edición de Cosmos veía la luz en
1980, el árbol de la exploración espacial ya había dado interesantes frutos.
Sin duda, una destacada rama de este árbol está ocupada por las sondas Voyager
[1]. Lanzadas 3 años antes, apenas estaban en el inicio de su doble misión. En
primer lugar, visitarían los grandes planetas exteriores del Sistema Solar y
sus lunas, siendo Voyager 2 la única
nave hasta ahora que puede presumir de haber visitado los cuatro (siguiendo
rutas diferentes, Voyager 1 no visitó
Urano y Neptuno); después continuarían su viaje más allá de las órbitas
planetarias, aportando nueva información sobre los límites del Sistema Solar y
el espacio interestelar, en el que ahora se encuentran. En segundo lugar,
portarían sus famosos discos fonográficos de cobre bañados en oro, bautizados
como “Sonidos de la Tierra”. En
ellos, las Voyager cargan la prueba
de la existencia de un pequeño planeta con millones de formas de vida
diferentes1.
Movida por su capacidad de observación y un impulso por explorar lo
desconocido, una de esas formas de vida miró hacia las estrellas y se preguntó
qué había allí, más allá de su planeta, a la vez que soñaba con desentrañar los
secretos de ese vasto Universo. Así, en nuestro afán por conocer más y mejor el
Universo y nuestra pequeña porción a la que llamamos Sistema Solar, en estos
últimos 40 años hemos enviado nuevos viajeros
espaciales con objetivos tan dispares como realizar mediciones del viento
solar, buscar indicios de agua presente o pasada en Marte, aterrizar en un
cometa y analizar su composición, o explorar objetos más allá de la órbita de
Neptuno.
Estas y otras misiones nos han permitido satisfacer parte de nuestra curiosidad innata por conocer otros
mundos. Una curiosidad que Carl Sagan
supo estimular, generando interés por la Ciencia2 y desarrollando el
espíritu crítico en aquellos que le observaban y escuchaban (y aún hoy seguimos
haciéndolo) con entusiasmo. Hace 40 años se diría que divulgaba Ciencia. Hoy
diríamos que, como un adelantado a su tiempo, Carl Sagan despertaba vocaciones STEAM.
Acuñado en la década de los 90 por la Fundación Nacional para la
Ciencia de Estados Unidos (NSF) [2], el término STEM es el acrónimo en inglés de Science, Technology,
Engineering and Mathematics (en español: Ciencia, Tecnología,
Ingeniería y Matemáticas), disciplinas fundamentales para las sociedades
tecnológicamente avanzadas como la nuestra. En el año 2006 Georgette Yakman introduce el Arte
en la ecuación, dando forma al concepto STEAM:
Ciencia y Tecnología, interpretadas a través de la Ingeniería y las
Artes, todas basadas en un lenguaje de Matemáticas. Nace así una motivadora manera de educar,
donde el trabajo colaborativo y el desarrollo de proyectos dan un nuevo enfoque
al estudio de estas disciplinas. La educación STEAM es un proceso participativo
en el que los estudiantes aprenden y desarrollan habilidades y capacidades que
pueden aplicar en la vida diaria: pensamiento crítico, trabajo en equipo,
comunicación, capacidad de razonamiento y análisis, concentración, creatividad,
innovación, generación de ideas, resolución de problemas… Todo ello influirá
positivamente en su desarrollo personal y social de pequeños, y en su vida
profesional de adultos.
Tan sólo hay que echar un vistazo a nuestro alrededor para darse
cuenta de que vivimos rodeados de STEAM. Son las áreas en las que se basa el
desarrollo de las innovaciones que sustentan nuestra vida hoy en día. Tanto
para el trabajo como para el ocio, usamos a diario productos y servicios
generados a partir del conocimiento en Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y
Matemáticas: desde un simple lápiz hasta un smartphone de ultimísima
generación; desde esa cerveza fresquita que saboreamos ociosamente hasta el
instrumental médico que salva nuestras vidas... Productos y servicios que
evolucionan gracias a la I+D+i y que son un claro indicativo de la capacidad de
un país para crecer y producir. En una sociedad globalizada, dependiente de la
tecnología y basada en el conocimiento, la educación STEAM aporta mayor
competitividad y productividad, siendo clave para el crecimiento y el
desarrollo económico. Por ello, las profesiones relacionadas con las áreas
STEAM responden ya al perfil de los profesionales más demandados, gracias a su
directa vinculación con la innovación, la creatividad, el pensamiento crítico,
la colaboración, la resolución de problemas y la aplicación del conocimiento a
la vida real.
Carl Sagan era plenamente consciente de la importancia de tener
cultura científica y tecnológica. Así lo manifestó con preocupación en El mundo y sus demonios (1995), dando
lugar a una de sus citas más célebres: «Hemos
preparado una civilización global en la que los elementos más cruciales -el
transporte, las comunicaciones y todas las demás industrias; la agricultura, la
medicina, la educación, el ocio, la protección del medio ambiente, e incluso la
institución democrática clave de las elecciones- dependen profundamente de la
ciencia y la tecnología. También hemos dispuesto las cosas de modo que nadie
entienda la ciencia y la tecnología. Eso es una garantía de desastre. Podríamos
seguir así una temporada pero, antes o después, esta mezcla combustible de
ignorancia y poder nos explotará en la cara».
Como no podía ser de otra manera, las distintas agencias espaciales
tampoco viven ajenas a la importancia de la educación STEAM. Realizan grandes
esfuerzos para poner la Ciencia al alcance de todos los niños [3] y fomentar su
interés por el ámbito científico a través de actividades participativas que les
permiten conectar con el Universo e interpretar aquello que les rodea. Nuestra
ya mencionada curiosidad innata es un punto a favor para el éxito de estas
acciones.
Una forma de conseguir despertar aún más interés por la Ciencia en
general y la astronomía en particular, es hacer que los ciudadanos nos sintamos
partícipes de los grandes programas espaciales. Este sentimiento convierte el
aprendizaje en una experiencia gratificante.
Así, en los últimos años la NASA no ha dudado en acudir a los niños
para bautizar varias de sus misiones. 10.000 pequeños estudiantes participaron
en 2003 para poner nombre a los integrantes de la misión Mars Exploration Rovers [4], una pareja de rovers gemelos que
llegarían a Marte en enero de 2004. De nombre interno MER-A y MER-B, hoy los
conocemos como Spirit y Opportunity (Figura, en una
ilustración que realicé a modo de humilde homenaje) gracias a Sofi Collis, entonces una niña de 9
años nacida en Siberia y adoptada a los 2 años por una familia de Scottsdale (Arizona).
La propuesta de Sofi no podía ser más cautivadora: «Vivía en un orfanato.
Era oscuro, frío y solitario. Por la noche miraba al cielo estrellado y me
sentía mejor. Soñaba que podía volar allí. En Estados Unidos puedo hacer
realidad todos mis sueños. Gracias por el “Espíritu” y la “Oportunidad”».
Mars Exploration Rovers: Spirit y Opportunity.
(Crédito:
David Delgado Iglesias)
Aún más niños, hasta 28.000, participaron en el concurso para bautizar
al rover de la misión Mars 2020 [5],
cuyo lanzamiento está programado para el 22 de julio de este año3.
El ganador en esta ocasión sería el joven de 13 años Alex Mather, de Burke (Virginia). Su propuesta, Perseverance,
captaba así el espíritu de la exploración espacial: «Somos una especie de
exploradores, y nos encontraremos con muchos obstáculos en el camino a Marte.
Sin embargo, podemos perseverar. Nosotros, no como nación sino como humanos, no
nos rendiremos. La raza humana siempre perseverará en el futuro».
Perseverance no estará solo en su viaje: bajo el título
“Envía tu nombre a Marte”, la NASA
activó una campaña en la que invitaba a ciudadanos de todo el mundo (y ahora
también podíamos participar los adultos) a enviar su nombre al planeta rojo en
un chip insertado en el rover. El resultado no pudo ser más exitoso: casi 11
millones de personas acompañaremos a Perseverance
a través de nuestros nombres. Repito: ¡¡11 millones!! Una cifra que puede
tomarse como una buena muestra del alcance popular de la astronomía.
Todas estas acciones van mucho más allá de ser un simple juego. Son
una excelente forma de acercar los avances científicos a la sociedad. El
conocimiento científico debe mostrase para que los ciudadanos sean conscientes
de la importancia que la Ciencia tiene en sus vidas y en su bienestar. Por
ello, del mismo modo que la Ciencia debe ser un pilar de la sociedad, la
divulgación debe ser un pilar de la Ciencia.
Carl Sagan fue, es y será un divulgador excepcional. Hablo también en
presente y futuro porque aún hoy su legado sigue activo y a buen seguro
continuará siendo así por mucho tiempo. Como un Cid de la divulgación, Carl Sagan sigue transmitiendo conocimiento
apoyado por su indudable carisma y su eterna sonrisa. Pero lo más importante es
que no solamente nos habla de planetas y estrellas: nos habla de nosotros
mismos, nos hace ver que somos pequeños, nos invita a pensar, a reflexionar y a
tener espíritu crítico. Por ello sigue siendo uno de los más grandes referentes
para los que intentamos aportar nuestro granito de arena en esto que llamamos
divulgación científica.
Notas:
1 Se estima que su información durará más de
mil millones de años antes de degradarse.
2 El lector me disculpará el afán personal de
escribir siempre Ciencia con mayúscula inicial.
3 Escribo estas
líneas cuando apenas quedan ocho semanas para tan señalada fecha.
Referencias:
[3] https://www.esa.int/Education, https://www.esa.int/kids/es/Home, https://www.nasa.gov/kidsclub/index.html, https://spaceplace.nasa.gov/sp/kids/
Bibliografía:
(1) D. Delgado
Iglesias, 2016, La importancia de educar
en habilidades y conocimientos STEM, Blog aluCIENCIAnante. https://www.aluciencianante.com/index.php/blog/6-la-importancia-de-educar-en-habilidades-y-conocimientos-stem
(2) D. Delgado
Iglesias, 2017, Las sondas Voyager,
Blog aluCIENCIAnante. https://www.aluciencianante.com/index.php/blog/18-la-sondas-voyager
(3) C. Sagan, 1980, Cosmos, Random House.
(4) C. Sagan, 1995, The Demon-Haunted World. Science as a Candle
in the Dark, Random House.
(5) M. Sanders, 2009, STEM, STEM Education, STEMmania, The Technology Teacher. International
Technology Education Association. December 2009, pp 20-26.
(6) G. Yakman, 2008, STEAM Education: an overview of creating a
model of integrative education, Pupil's Attitudes Toward Technology, Vol.
19, pp. 335-358, 2008.
David Delgado Iglesias.
Biólogo, Divulgador
Científico, Diseñador e Ilustrador.
Diseño y
Comunicación para la Ciencia en DavidDelgado.me
Talleres STEAM en aluCIENCIAnante.com
A Carl le gustaría...
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