Una Solución a la
Paradoja de Fermi: el Principio Subantrópico y la Conjetura de Indetectabilidad.
Enciclopedia galáctica.
(Efectos de sonido y edición del audio: Bert Schellekens)
La Paradoja de Fermi.
En el
verano de 1950, en Los Alamos, los físicos nucleares Enrico Fermi, Edward
Teller y otros colegas sacaron el tema de los objetos volantes no identificados
(OVNIS), muy popular en aquella época, mientras conversaban durante una comida.
Al cabo de un rato, cuando ya habían pasado a otro tema, Fermi de repente
preguntó: Pero, ¿dónde se han metido todos? (Where is everybody?).
Haciendo rápidos cálculos mentales, Fermi había llegado a la conclusión de que
numerosas civilizaciones alienígenas deberían haber estado por aquí, visitando
la Tierra, desde hace muchos miles o millones de años. Por tanto, ¿por qué no
vemos alienígenas a nuestro alrededor? Esta cuestión constituye la Paradoja de
Fermi.
Ocurre
que en nuestra galaxia hay miles de millones de estrellas mucho más antiguas
que el Sol, muchas de ellas miles de millones de años más antiguas (en la ‘zona
de habitabilidad’ de la galaxia son en promedio mil millones de años más
antiguas). Por consiguiente, en nuestra galaxia tienen que haber surgido muchas
civilizaciones antes que la nuestra, y una fracción de ellas podría haberse
expandido a través de vastas regiones e incluso a través de toda la galaxia.
Otros argumentos apuntando en la misma dirección incluyen estimaciones sobre el
tiempo de vida de las estrellas de segunda generación, dentro de las cuales se
crean los elementos químicos de la materia orgánica, y también estimaciones
sobre el tiempo total que necesitaría una civilización tecnológica para
colonizar, o explorar, toda la galaxia. En lo que respecta a las estrellas de
segunda generación, resulta que se forman sólo dos millones de años después de
las estrellas supermasivas de primera generación (estas agotan su combustible
explotando como supernovas en un millón de años sólamente y se requiere otro
millón de años para que la materia residual forme nuevas estrellas). Así pues,
la aparición de materia orgánica en nuestra galaxia podría remontarse a varios
miles de millones de años antes de que el Sol existiera. En cuanto al tiempo
total necesario para que una civilización tecnológica pudiera colonizar, o
explorar, toda la galaxia, cálculos conservadores de modelos de difusión dan
estimaciones de entre 5 y 50 millones de años, que es una escala de tiempo
corta a nivel cosmológico. Además de estas consideraciones, el hecho de que la
vida en la Tierra apareciera en época muy temprana apoya la tesis, mantenida
por muchos científicos, de que la vida debe de ser abundante en el Universo.
Se
han propuesto muchas soluciones a la Paradoja de Fermi, que podríamos
clasificar como expansionistas y no-expansionistas dependiendo de si parten del
supuesto de que las civilizaciones tecnológicas se expanden, de forma genérica,
a través de grandes regiones de su galaxia; o al contrario, no se expanden más
allá de una pequeña vecindad. Entre estas últimas, las soluciones más populares
sostienen que el viaje interestelar es imposible, sin importar el nivel
científico y tecnológico alcanzado por una civilización, o que las
civilizaciones avanzadas no tienen ningún interés en expandirse a través de
grandes regiones de su galaxia, e incluso que las civilizaciones tecnológicas
se aniquilan a sí mismas, o desaparecen debido a catástrofes naturales, antes
de poder extenderse por su galaxia.
A
su vez, las soluciones expansionistas más populares presentan dos posturas
irreconciliables. Por una parte, están aquellos que propugnan que es muy
improbable que emerja vida inteligente en el Universo y que estamos
prácticamente solos en nuestra galaxia, ya que, de no ser así, tendrían que
habernos visitado algunas civilizaciones alienígenas necesariamente. En las
antípodas de los anteriores, por otra parte, están los que sostienen que las
civilizaciones avanzadas abundan en el Universo, que visitan la Tierra en el
presente, por diferentes motivos, y también la han visitado en el pasado. A
este respecto, cabe señalar que algunos científicos, militares y pilotos de
varios países, así como muchos autores de libros populares, llevan décadas
proponiendo que algunos OVNIS pudieran ser naves extraterrestres y algunos de
los ‘dioses de los cielos’, que proliferan en muchas tradiciones ancestrales,
podrían haber sido astronautas alienígenas. Las razones de que tales
civilizaciones no contacten abiertamente con la nuestra podrían ser varias. Por
ejemplo, las civilizaciones avanzadas podrían tener códigos éticos que les
impidieran interferir con civilizaciones primitivas, tal como sugirió Carl
Sagan en su obra COSMOS. Y también podría suceder que nos ignorasen por falta
de interés, debido a nuestro nivel tan primitivo, entre otras posibilidades.
El Principio
Subantrópico y la Conjetura de Indetectabilidad.
En el verano de 2003,
hice una propuesta para resolver la Paradoja de Fermi [1,2], tras una sencilla
reflexión sobre las relaciones entre las diferentes civilizaciones puestas en
contacto en el proceso de expansión. Aquí es crucial diferenciar entre civilizaciones
avanzadas agresivas y no agresivas. Las civilizaciones avanzadas agresivas
explotarían y perjudicarían a las menos avanzadas tanto como les conviniese, e
incluso las aniquilarían para arrebatarles su planeta. Las civilizaciones
avanzadas no agresivas, por su parte, intentarían integrar a las menos
avanzadas, tirando de ellas hacia su propio nivel, siempre que el salto
evolutivo entre las dos no fuera muy pronunciado. En algunos casos, sin
embargo, tales civilizaciones avanzadas encontrarían planetas habitados por
civilizaciones primitivas con una enorme distancia (tecnológica, científica y
genética) entre ellas. En particular, en lo que se refiere a las capacidades
cerebrales, las diferencias entre los individuos avanzados y los individuos
primitivos podrían ser patéticas. En estas circunstancias, lo que sería de
esperar es que los individuos avanzados se comportasen de forma ‘ecológica’
hacia los primitivos, interfiriendo lo mínimo posible y muy discretamente con
su evolución social y cultural, teniendo en cuenta que el contacto abierto
destruiría esa civilización. Con esta percepción se hace menos difícil aceptar
la posibilidad de que el Sistema Solar pudiera haber sido explorado o
colonizado hace muchos miles, o incluso millones de años, por al menos una
civilización avanzada no agresiva que hubiera tratado, y pudiera que todavía
tratase, a nuestro planeta como una reserva natural y a nosotros como a una
especie protegida.
Mi
solución a la Paradoja de Fermi resulta de este escenario y consiste en dos
hipótesis. La primera es El Principio Subantrópico: Nosotros no somos típicos entre los
observadores inteligentes del Universo. Las civilizaciones típicas de las
galaxias típicas estarían cientos de miles, o millones, de años más
evolucionadas que nuestra civilización terrestre. La segunda hipótesis es La Conjetura de
Indetectabilidad: Todas las civilizaciones suficientemente avanzadas
camuflan sus planetas por motivos de seguridad, debido a la existencia de
civilizaciones avanzadas agresivas, de manera que ninguna señal de civilización
(ni de vida) pueda ser detectada por observadores externos, quienes sólo
obtendrían datos distorsionados con el propósito de disuasión. Esta
hipótesis explicaría por qué no detectaríamos ninguna señal de inteligencia
proveniente del espacio exterior, aunque el Sistema Solar formase parte de una
extensa hipercivilización. Además, de esta solución se desprende que: En el presente, muy probablemente, todas
las galaxias típicas del Universo están ya colonizadas (o grandes regiones de
las mismas) por civilizaciones avanzadas. En el vasto territorio de estas
hipercivilizaciones, una pequeña proporción de sus individuos pertenece a
subcivilizaciones primitivas.
Las
civilizaciones avanzadas tendrían bases subterráneas y submarinas en los
planetas primitivos de su territorio, por motivos militares y científicos. De
hecho, el que nuestra civilización no haya sido nunca atacada por alienígenas
agresivos, hasta donde conocemos, podría ser indicio de que estamos inmersos en
una civilización avanzada que protege nuestro planeta como parte de su
territorio. Curiosamente, en uno de los vídeos de El Universo de Stephen
Hawking, el autor comenta: “Varios de mis colegas piensan que puede que nos
visiten extraterrestres a bordo de algunos OVNIS. Yo no lo creo porque si
vinieran extraterrestres la interacción con nosotros sería mucho más
desagradable, …”. Así que Hawking no contemplaba la posibilidad de
civilizaciones extraterrestres benévolas, que no nos atacarían e incluso
podrían evitar que otras civilizaciones extraterrestres lo hiciesen.
La
Conjetura de Indetectabilidad predice una probabilidad muy baja de éxito para
el proyecto SETI, de búsqueda de inteligencia extraterrestre, ya que sus
antenas sólo podrían detectar civilizaciones primitivas capaces de producir
emisiones electromagnéticas. Pero después de alcanzado este nivel, cualquier
civilización tardaría solo unos pocos cientos de años en aprender a ocultarse
de observadores externos, haciéndose indetectable. Como resultado, el período
de detectabilidad de una civilización promedio podría resultar muy corto y la
probabilidad de que una civilización primitiva, como la nuestra, detectara otra
sería insignificante. Por ejemplo, podría haber ocurrido que el planeta Tierra
hubiera recibido los últimos programas de radio o TV de otro planeta hace
200.000 años y por un período de unos 500 años. Este efecto debería añadirse
como otro factor más a la ecuación de Drake.
Por otro lado, esta solución a la Paradoja de Fermi es
obviamente compatible con que algunos OVNIS pudieran ser naves extraterrestres
(o intraterrestres, de colonias subterráneas), mientras que algunos ‘dioses
descendiendo de los cielos’, podrían corresponderse con equipos varios de
científicos y tecnólogos asistidos por personal militar, enviados para ayudar
al desarrollo de la civilización terrestre. Esta solución también es compatible
con la posibilidad de contactos entre individuos de civilizaciones avanzadas y
algunos individuos de civilizaciones primitivas. De hecho, en [1] he
identificado tres causas o razones principales que podrían motivar tales
contactos: objetivos científicos en general, entretenimiento y/o afecto, y
propósitos delictivos de todo tipo (abducciones y secuestros incluidos).
La sonda soviética Fobos 2 envió 38 fotografías de la superficie de Marte, algunas mostrando extrañas sombras. El 25 de Marzo de 1989, apuntando al satélite Fobos sacó una última instantánea (izqda), en la que puede apreciarse el satélite junto con un objeto cilíndrico muy alargado, cuya forma coincide con una de las sombras. Marina Popovich, coronel de las Fuerzas Aéreas Soviéticas, mostró esta fotografía en una rueda de prensa (dcha) en el consulado de la URSS en San Francisco, en 1991.
(Associated Press – The New York Times)
Para terminar, sospecho que la característica
principal del escenario que propongo - la existencia de subcivilizaciones
primitivas inmersas en grandes hipercivilizaciones - es muy probablemente
verídica en el presente, o bien ocurrirá en el futuro, en la mayoría de las
galaxias. La respuesta a la cuestión de si nuestra civilización es, en efecto,
una tal subcivilización ignorante de la existencia de la gran
hipercivilización, vendrá, o bien a través de tecnología avanzada que nos
permita descartar tal posibilidad, o bien por la decisión de nuestros
anfitriones, si es que existen, de mostrarnos sus caras abiertamente, lo cual
podría suceder mucho antes.
Referencias:
[1]
B. Gato-Rivera, (2003), arxiv: physics/0308078 (Inglés y español).
[2]
B. Gato-Rivera, (2005), arxiv: physics/0512062 (Inglés y español).
Beatriz Gato Rivera.
Científica
Titular.
Instituto de Física
Fundamental, CSIC, Madrid.
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