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martes, 23 de junio de 2020

Supremacía cuántica: recibiendo con los brazos abiertos a nuestros nuevos señores cuánticos - Elías Fernández-Combarro Álvarez

11.4
Supremacía cuántica: recibiendo con los brazos abiertos a nuestros nuevos señores cuánticos.
La persistencia de la memoria.




El anuncio de que Google había alcanzado la supremacía cuántica1 fue noticia no una, sino dos veces. La primera, cuando el artículo que detallaba el portentoso avance se filtró, no se sabe cómo, allá por septiembre de 2019. La segunda, un mes después, cuando fue finalmente publicado en Nature. Y ni siquiera estoy contando la que sería la tercera, cuando IBM difundió una nota de prensa intentado rebatir los resultados de Google. Como se puede ver, este no es un descubrimiento típico. Va más allá de los círculos científicos y académicos para capturar la imaginación del público. De hecho, ha sido comparado por Scott Aaronson, uno de los investigadores en computación cuántica más importantes del mundo, con aquel momento histórico del primer vuelo de los hermanos Wright. Intrigante, ¿verdad? En esta breve nota, trataré de explicar qué es esa tan nombrada supremacía cuántica, cómo la han conseguido los investigadores de Google, por qué IBM le pone pegas y, sobre todo, por qué es potencialmente uno de los desarrollos científicos y tecnológicos más importantes del siglo XXI. Para ello, necesitamos comenzar por el principio, respondiendo a una pregunta fundamental…
¿Qué es la computación cuántica?
El funcionamiento interno de los ordenadores cuánticos es el tema del (excelente) capítulo de Diego García-Martín que se encuentra en este mismo volumen y, de hecho, hace poco yo mismo tuve el honor de escribir sobre ello para otro libro2. Sin embargo, para hacer este artículo tan autocontenido como sea posible, mencionaré algunos detalles a los que me referiré más adelante.
En mi opinión, lo más importante que se debe comprender es que un ordenador cuántico no es simplemente un ordenador más rápido. De hecho, ni siquiera es cierto que los ordenadores cuánticos sean más rápidos en todas las tareas (¡y hasta podrían ser más lentos en algunas!). Entonces, ¿por qué tanto revuelo? Lo que hace especiales a los ordenadores cuánticos es que pueden aprovechar algunas propiedades “extrañas” de las partículas subatómicas (como la superposición, el entrelazamiento o la interferencia) para abordar ciertos problemas de forma diferente. Esto hace posible desarrollar algoritmos cuánticos que resuelven problemas de forma mucho más rápida que cualquier algoritmo clásico conocido3.
El ejemplo más notorio se debe a Peter Shor, que en 1994 descubrió una manera rápida de factorizar números con la ayuda de un ordenador cuántico. Encontrar los factores primos de un entero podría parecer un juego de niños, y lo es para números pequeños como el 15, el 21 o el 49. Pero, ¿resulta tan sencillo, por ejemplo, cuando tenemos algo como 3442236437844890848962691120256523872456444051997010354874932020517692086113259539755530138240613932133436429030725281214457504205876121500455522122021956828989679539799089428606069211781714466580121376966304852290646741335767985832244563863256968923004470022322683044576929476947120638879022104852435535246204194655452192106910647827239222132389476473637854580838107932559200658278001280804572498177? Ya no lo parece, ¿verdad4? El mejor algoritmo clásico del que disponemos para resolver este tipo de problema tardaría un tiempo desorbitado en factorizar un número de, digamos, 1000 cifras. Esta dificultad es, de hecho, la base de algunos protocolos criptográficos muy usados, como el famoso RSA. Pero el algoritmo de Shor nos muestra que, con un ordenador cuántico, factorizar esos números y, por tanto, romper la seguridad de casi todo Internet, sería mucho, mucho más fácil.
¿Qué es, entonces, la supremacía cuántica?
Demostrar matemáticamente que un ordenador cuántico es capaz de hazañas como factorizar un número grande es una cosa; ejecutar el algoritmo de Shor en un dispositivo real, otra bien diferente. El reto tecnológico de construir un ordenador cuántico suficientemente grande se ha convertido en uno de los más difíciles que la humanidad ha afrontado. Sin embargo, en los últimos años se han producido notables avances en las técnicas usadas para construir ordenadores cuánticos de propósito general y algunos aparatos han pasado de ser prototipos de laboratorio a dispositivos que, con sus limitaciones, se pueden incluso usar gratuitamente a través de Internet. Esto condujo a John Preskill a definir, en 2012, la supremacía cuántica como el momento en el que un ordenador cuántico real “superara claramente” en alguna tarea al ordenador clásico más potente. Nótese que esta tarea no tiene por qué ser útil. Algunos grupos de investigación aceptaron, de distintas formas, este desafío, entre ellos el Google Quantum AI Lab liderado por John Martinis. Este equipo sacudiría el mundo años más tarde al anunciar su éxito.
¿Cómo ha logrado Google la supremacía cuántica?
Es natural pensar que el candidato ideal para un experimento de supremacía cuántica sería encontrar los factores de un número grande. No conocemos ningún algoritmo clásico que pueda resolver el problema eficientemente (y sospechamos que no existe tal método), pero podríamos usar el algoritmo de Shor para factorizarlo en un ordenador cuántico y, después, comprobar la respuesta en un ordenador de escritorio (multiplicar sí que se puede hacer de forma eficiente en ordenadores clásicos, claro). El problema es que para ejecutar el algoritmo de Shor necesitaríamos construir un ordenador mucho más grande que los que tenemos hasta ahora. Uno de los parámetros más importantes en la arquitectura de un ordenador cuántico es la cantidad de qubits (comparable a la RAM de un ordenador convencional). Sycamore, el procesador usado por Google para alcanzar la supremacía cuántica, tiene 54 (de los que se pueden usar 53). Se ha estimado que con un número que un ordenador clásico no pueda factorizar, se necesitarían millones de qubits.

El procesador cuántico Sycamore de Google. (Créditos: Erik Lucero, Google).

Sin embargo, hay una tarea que resulta sencilla para los ordenadores cuánticos pero parece ser muy difícil para los clásicos: ejecutar circuitos cuánticos. Estos circuitos son análogos a los programas de los ordenadores clásicos. Así que, en esencia, lo único que hace un ordenador cuántico es ejecutar circuitos cuánticos5. Los ordenadores clásicos también lo pueden hacer (se suele llamar simulación a esta tarea), pero el tiempo necesario crece exponencialmente con el número de qubits. Esto significa que simular un circuito de 100 qubits en un ordenador clásico podría llevar más tiempo que el transcurrido desde el Big Bang hasta ahora. Lo que el equipo de Martinis consiguió fue generar circuitos aleatorios de 53 qubits, ejecutarlos en su procesador cuántico y muestrear los resultados. Esto le llevó unos 300 segundos al ordenador cuántico. Con sus estimaciones, a un ordenador tradicional le costaría 10.000 años. ¡Supremacía cuántica alcanzada!
¿O no?
Como he mencionado en la introducción, algunos investigadores de IBM han puesto objeciones al anuncio de Google. Su justificación es que Google no ha considerado todas las posibilidades. Simplificando mucho, el problema es que existe un algoritmo para simular circuitos cuánticos que usa mucha memoria. Mucha. Tanta, que ningún ordenador existente tiene la suficiente para ejecutarlo con circuitos de 53 qubits. Así que Google hizo sus cálculos considerando otro método que es más lento pero usa mucha menos memoria. De ahí los 10.000 años. IBM argumenta que el algoritmo rápido se podría usar si no se utilizase solo RAM sino también discos duros para almacenar los datos necesarios para la computación. Con este enfoque, calculan que el tiempo necesario para simular los circuitos de Google sería “solo” de dos días y medio.
Y al final, ¿quién tiene razón?
La definición de supremacía cuántica es un tanto ambigua. No establece una meta clara, y podría cambiar si se descubren nuevos algoritmos o si hay avances en el hardware. Pero, incluso así, el logro de Google es extremadamente relevante. Trescientos segundos es, desde luego, mucho menos que dos días y medio e incluso IBM acepta que con unos pocos qubits más su enfoque no sería viable. Aún mejor. Lo conseguido por el equipo de John Martinis, esa supremacía cuántica, es solo el comienzo de una nueva era en la que los ordenadores cuánticos nos pueden ayudar a alcanzar cumbres todavía más altas. La era de la computación cuántica. ¡Carl Sagan estaría, seguramente, muy orgulloso!


Notas:
1 El término “supremacía cuántica”, a causa de sus connotaciones políticas, ha sido considerado inadecuado por algunos investigadores en computación cuántica. Se han propuesto alternativas, incluida “ventaja cuántica”, pero como ha señalado John Presskill, estos nuevos términos no reflejan completamente la diferencia real entre ordenadores clásicos y cuánticos. Por esta razón, y dado el extendido uso de “supremacía”, he decidido conservarlo en este texto.
2 “Y un gran paso para la humanidad”, editado por Ana Casalvilla Dueñas y Quintín Garrido, que se puede descargar en: https://yungranpasoparalahumanidad.blogspot.com/2019/02/computacion-cuantica-elias-fernandez.html
3 Y tenemos buenas razones para pensar que se trata de una limitación fundamental de los ordenadores clásicos, no solo que no hayamos buscado con suficiente ahínco.
4 Sus factores son, por cierto,
38446987513619644955815324662957851615740204558929741701011236593747201243473865651109495096257976848140931686246832118997178441313186890031551687408532105122099332172678260860632442477936678431268763 y
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5 Existen otros paradigmas de computación cuántica, pero el de los circuitos cuánticos es el más usado.

Bibliografía:
(1) Arute, F., Arya, K., Babbush, R. et al., 2019, Quantum supremacy using a programmable superconducting processorNature 574, 505–510 https://doi.org/10.1038/s41586-019-1666-5
(2) Pednault E., Gunnels J., Maslov D., Gambetta J., 2019, On “Quantum Supremacy”, IBM Research blog, https://www.ibm.com/blogs/research/2019/10/on-quantum-supremacy/
(3) Preskill, J., 2019, Why I Called It ‘Quantum Supremacy’, Quanta Magazine, https://www.quantamagazine.org/john-preskill-explains-quantum-supremacy-20191002/



Elías Fernández-Combarro Álvarez.
Licenciado en matemáticas. Ingeniero técnico en informática. Doctor en matemáticas.
Profesor asociado – Departamento de informática – Universidad de Oviedo.


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